Conformado por doce cartas escritas por el conquistador al Emperador Carlos V, al Príncipe Felipe II, a Gonzalo Pizarro, a Hernando Pizarro, al Consejo de Indias y a sus apoderados en la corte, que fueron encontradas, en distintos momentos y después de muchos años por Claudio Gay, Diego Barros Arana y José Toribio Medina.
La obra es, por tanto, una reivindicación del valor desplegado por los soldados españoles en una guerra lejana y olvidada.
Sin embargo, se suele indicar que el texto tiene como motivación oculta la reivindicación de la figura del indígena,.
Los autores optaron por trasladar temáticas del Renacimiento europeo al exótico escenario americano.
Sus fragmentos entregan detalladas enumeraciones de soldados españoles que se habrían destacado en diversas batallas.
Estos episodios, siguiendo el texto citado por Alonso de Ovalle, finalizan con la derrota del toqui Quintunguenu (1591).
Estas religiosas se caracterizaron por escribir cartas espirituales, diarios, autobiografías y epistolarios.
Ahí se instaló en soledad, aparentemente con la única compañía de un misterioso personaje, al que llama en sus cartas «mi buen mulato».
En este ostracismo total, el jesuita realizó el trabajo teológico de su vida, enmarcado en la corriente del milenarismo.
Lo esbozó primero en un folleto, conocido como Anónimo Milenario, que llegó a circular en América del Sur.
En 1790 culminó los tres tomos de su obra Venida del Mesías en gloria y magestad [sic].
Todas esas obras fueron traducidas, atrayendo considerable atención, al alemán, español, francés e inglés.
En botánica es reglamentario y permisible escribir simplemente Molina cuando se hace una referencia a alguna de sus descripciones.