[3] Permaneció en Portugal hasta que, con motivo de la capitulación del rey Miguel I, se vio obligado a embarcarse para Inglaterra, de donde pasó a Hannover.
Sostuvo en Alcolea del Pinar un encuentro con Manuel de la Concha y posteriormente se unió al General Balmaseda, con quien pasó el Ebro después de derrotar juntos al General Rivero.
El 23 de junio se separaron Balmaseda y Palacios, pasando éste a Abárzuza, La Barranca y Miranda de Arga, desde donde fue ya a pasar la frontera.
[13] Restablecido a fines de junio el General Palacios, fue agregado al Cuartel general, figurando en el cual estuvo en la acción de Villafranca del Cid.
[15] El General Palacios fue quien promovió una solemne e imponente manifestación militar, en que tres mil individuos, entre generales, jefes y oficiales, desfilaron en columna de honor ante Don Carlos.
Contrajo el catarro que le generaría su larga enfermedad mientras se levantaba de madrugada para asistir a los cultos en la iglesia de los Servitas en el mes de octubre, mes que el papa León XIII había consagrado a la devoción del Santo Rosario.
[16] A su muerte, El Siglo Futuro le dedicó una esquela y una amplia necrología, en la que dijo de él: Por su parte, «Lupercio» afirmó en La Hormiga de Oro: