Se utilizan de dos formas principales: Algunos isótopos naturales son por completo de origen radiogénico, y a su vez todos ellos son isótopos radiactivos, con semividas demasiado cortas para haberse originado primordialmente y todavía existir hoy.
El radón es completamente radiogénico, ya que tiene una semivida demasiado corta para haberse originado primordialmente.
El helio, sin embargo, se encuentra primordialmente en la corteza de la Tierra, ya que tanto el helio-3 como el helio-4 son estables y pequeñas cantidades quedaron atrapadas en la corteza de la Tierra mientras se formaba el planeta.
El helio-3 es casi en su totalidad primordial (una pequeña cantidad se forma mediante reacciones nucleares naturales en la corteza).
Como se observó en el caso del plomo-204, los nucleidos radiogénicos a menudo no son radiactivos.
En este caso, si su nucleido precursor tiene una semivida demasiado corta para haber sobrevivido desde los tiempos primordiales, entonces el nucleido padre habrá desaparecido, y ahora se caracterizará por un exceso relativo del isótopo hijo estable.
Otros radionúclido extintos que se conocen son el aluminio-26 (también inferido del magnesio-26 sobreabundante encontrado en algunos meteoritos) y el hierro-60.