En la mitología griega, Pandora (en griego antiguo: Πανδώρα) fue la primera mujer, hecha por Hefesto por orden del dios Zeus después de que Prometeo, yendo en contra de su voluntad, le otorgara el don del fuego a la humanidad.
[3] Otro escolio, de nuevo confuso, dice que tanto Pirra como Pandora fueron esposas de Deucalión, y cita explícitamente que Pandora había sido dada por mujer a Epimeteo a cambio del fuego.
Zeus, irritado por este acto, les negó el fuego a los humanos pero Prometeo, hurtándolo en una cañaheja, se los restituyó.
Dijo así, y todos obedecieron al soberano Zeus, hijo de Crono.
Al punto el famoso cojo modeló con tierra la forma de una casta virgen, según los dictados del Cronida.
Y en torno a ella, las Horas de lindos bucles dispusieron guirnaldas con florecillas primaverales.
Pero Pandora, al quitar con sus manos la enorme tapa de una jarra los dejó diseminarse y procuró a los hombres lamentables inquietudes.
Sólo permaneció allí dentro la Esperanza, aprisionada entre infrangibles muros bajo los bordes de la jarra, y no pudo volar hacia la puerta; pues antes cayó la tapa de la jarra por voluntad del propio Zeus.
[10] Otras versiones del mito relatan que, en realidad, la jarra contenía bienes y no males.
[16] Sófocles escribió un drama satírico, Pandora, que apenas ha sobrevivido a través de cinco míseros fragmentos.
Por Hesiquio sabemos que esta obra tenía también el título de sphyrokópoi o Los forjadores.
[24] Etimológicamente se ha dado a la palabra «Pandora» un significado con distintos matices: Paul Mazon[25] y Willem Jacob Verdenius[26] la han interpretado como "el regalo de todos"; sin embargo, para Robert Graves significa "la que da todo" e indica que con ese nombre (Pandora) se adoraba en Atenas y otros lugares a Rea.
[27] Según Graves, se estaría ante la precursora griega de la Eva bíblica, puesto que Pandora es quien, como aquella, trae la desgracia a la humanidad.
El contexto de esta historia aparece en los "Adagios" (1508) de Erasmo, en una ilustración en latín que reza "malo accepto stultus sapit" («la experiencia hace sabio al necio»); precisamente en su versión de la caja es el propio Epimeteo quien la destapa, cuyo teónimo parece que significa etimológicamente «el que piensa tardíamente».