Se puede mencionar al francés Jean Gardien, que realizó ilustraciones de animales para el libro Histoire d'un Voyage faict en la terre du Brésil, autrement dite Amerique, publicado en 1578 por Jean de Léry, y el sacerdote André Thevet, quien afirmó haber realizado las ilustraciones de naturaleza para sus tres libros científicos editados en 1557, 1575, y 1584, donde se incluía un retrato del indio Cunhambebe.
Además, trajo en su comitiva un grupo grande de científicos, humanistas y artistas, que produjeron una brillante cultura profana local, y aunque no hayan conseguido alcanzar todos sus altos objetivos, su presencia resultó en la elaboración de un trabajo cultural muy superior al que venía siendo realizado por los portugueses en las otras partes del territorio.
Esta producción, aunque haya en gran medida retornado a Europa durante la retirada del conde en 1644, representó, en la pintura, el último eco de la estética renacentista en tierras brasileñas.
[7][8] El barroco en Brasil fue formado por una compleja tela de influencias europeas y locales, aunque en general coloreadas por la interpretación portuguesa del estilo.
[12] Dominando el panorama artístico colonial, la pintura patrocinada por la Iglesia Católica anheló básicamente desempeñar una función didáctica, en consonancia con los principios definidos por la Contrarreforma.
Los años siguientes Roca pintó diversos otros techos en perspectiva, permaneciendo en actividad hasta el inicio del siglo XIX.
Dejó una obra voluminosa y calificada, excepcional también por abordar muchos temas profanos, trabajando hasta edad avanzada, pero formó solamente a un alumno.
Manuel da Cunha, esclavo, desde muy temprano mostró talento artístico, obteniendo después permiso para estudiar con João de Souza, perfeccionándose más tarde en Lisboa.
[15] Mato Grosso, Goiás y Río Grande del Sur también tuvieron alguna producción en pintura, pero aún en más pequeña escala que São Paulo.
Como consecuencia, la pintura brasileña comenzó a experimentar una mayor laicización, proliferando los géneros de retrato civil, paisaje, escena urbana, alegoría profana y naturaleza-muerta.
Además de eso, diversos artistas del fin del Barroco tuvieron la oportunidad de estudiar en Europa, sintonizándose con las tendencias más progresistas, que se hicieron visibles en una producción híbrida, con rasgos tanto referenciales barrocas y rococós como neo-clásicos.
Es importante destacar que en el restante del país aún se practicará pintura de fuerte herencia barroca por un periodo significativo.
Los bolsistas en Europa poco contacto tuvieron con figuras renovadoras, prefiriendo mantenerse en una línea segura y aceptable a la sociedad que los sostenía.
Otro premiado fue Raymond Monvoisin, que llegó a Río en edad ya avanzada pero cuya obra causó excelente impresión.
Fuertemente atacados los artistas en conjunto, la muestra de pintura en sí pasó casi desapercibida por la prensa y la crítica.
[67] En 1931 Ado Malagoli, Bustamante Sá, José Pancetti y Edson Motta, con algunos otros, fundaron el Núcleo Bernardelli, como una alternativa a la enseñanza oficial.
Sus personalidades artísticas eran muy diferenciadas, pero el Núcleo duró hasta 1940, con las importantes adhesiones de Quirino Campofiorito y Milton Dacosta.
Varios integrantes se reunieron en 1937 en la llamada Familia Artística Paulista, dirigida por Rossi Osir y Waldemar da Costa, a través de la cual ganaron finalmente notoriedad.
El grupo se disolvió inmediatamente después, pero algunos de sus integrantes se destacarían en el panorama nacional en líneas avanzadas que llevarían directamente a la interpretación brasileña de la abstracción y la un nuevo abordaje del Surrealista, a veces denominado Realismo Mágico, pocos años más tarde.
Incomprendido, en un ostracismo que lo llevó a mudarse para el Río, donde no tuvo mejor suerte.
No podemos descuidar, en la historia de la pintura brasileña, el papel consagratorio, preservador y divulgador desempeñado por los grandes museos.
Otros nombres destacados en este momento son Hermelindo Fiaminghi, Hércules Barsotti, Luís Sacilotto, Waldemar Cordero, Lygia Clark y Hélio Oiticica.
El Abstraccionismo derivó también en la escuela Op, que trabajaba efectos puramente visuales e ilusionismos ópticos de diversas especies.
Maurício Nogueira Lima y Luís Sacilotto son buenos representantes, aunque esta corriente en Brasil haya conseguido pocos adeptos.
[86] Mientras tanto, la situación política del país estaba haciéndose confusa y agitada, al tiempo que comenzaban a oírse protestas contra las vanguardias abstractas, exigiendo una nueva orientación para el arte, que se enfocase en los problemas de la nación.
[87] La crisis social se precipitó, los militares dieron un golpe de Estado en 1964 y fue implantada una dictadura, creando un ambiente oprimido por la censura.
Resultados más prácticos se revelaron en la forma de la producción artística propiamente dicha, y en el espacio de discusión creado con las exposiciones públicas, como la Opinião 65, Propostas 65, Nova Objetividade Brasileira e Do corpo à terra, entre otras, que definieron como posible un arte a la vez experimental y comprometida.
[97] Con la posesión del general Emílio Médici como presidente, el régimen militar entró en su fase más brutal.
En São Paulo, con una actitud idéntica, fue de destaque el grupo reunido en torno a la Casa 7 y la Fundación Armando Álvares Penteado.
[105] Para Ricardo Basbaum la crítica que celebró instantáneamente la generación 80 pecó por evadir-se del enfrentamiento y análisis de la obra en sí para concentrarse en aspectos puramente conductuales, y para Martin Grossmann la práctica de la re-lectura histórica no tenía mucha cabida en el contexto brasileño, principalmente por el hecho de no haber en el país «las referencias in loco (en museos) como los europeos y los americanos.