Las bibliotecas ambulantes fueron, para las mujeres, una forma de satisfacer su deseo por los libros sin tener que pagar el precio.
Los "ensayos" de Montesquieu estaban disponibles para los autores ingleses en el siglo XVIII, tanto en francés como traducidos, y ejercieron gran influencia en varios autores posteriores, tanto por su contenido como por la forma; sin embargo, el ensayo inglés se desarrolló de manera independiente en relación con la tradición continental.
El efecto era parecido a una novela en serie ligera, mezclada con meditaciones sobre cosas intrascendentes o filosóficas.
El ensayista inglés no es un filósofo como Montesquieu, sino un observador honrado y un igual a sus lectores.
Alexander Pope satirizaría esta costumbres, con Atticus actuando como un tirano ante su "pequeño senado" de sicofantes.
Comparada con la extraordinaria energía que produjo Richard Baxter, George Fox, Gerrard Winstanley, y William Penn, la literatura de los disidentes religiosos en la primera mitad del siglo XVIII estaba agotada.
El obispo George Berkeley y David Hume son los filósofos más recordados de la Inglaterra dieciochesca, pero hubo otros que adaptaron las ramificaciones políticas del empirismo, incluyendo a Bernard de Mandeville, Charles Davenant, y Adam Smith.
William Law atacó la obra, como también lo hizo Berkeley en el segundo diálogo de Alciphron en 1732).
Estas ideas, y la psicología de David Hartley, influyeron en la novela sentimental e incluso en el naciente movimiento metodista.
En lugar de deducir desde lo ideal o lo moral a lo real, examinó la realidad e intentó formular reglas inductivas.
En su lugar, Smith trabajó a partir de un estricto empirismo para crear un marco conceptual para el análisis económico.
Largas sátiras en prosa como Los viajes de Gulliver (1726) tenían un personaje central que vive diversas aventuras y puede (o no) aprender lecciones.
Aphra Behn había escrito novelas literarias antes de entrar en el siglo XVIII, pero no tuvo muchos seguidores inmediatos.
Aunque sus ficciones contenían gran imaginación y un tratamiento magistral de los hechos para construir temas, su periodismo parece que se basaba en una verdadera investigación.
Así como transformó al auténtico Selkirk en el Crusoe de ficción, la Moll ficticia es todo lo que no fue la verdadera prostituta.
Esta estructura religiosa necesariamente implicó un bildungsroman, pues cada personaje tenía que aprender una lección sobre sí mismo y acabar más sabio.
Jonathan Wild se publicó en Miscellanies de Fielding, y es un continuo ataque contra el partido whig.
Con el tiempo, Clarissa es violada, sin que se sepa bien si es por Lovelace o por las doncellas de la casa.
La novela es un argumento robusto en pro del amor romántico y en contra de los matrimonios arreglados.
Mientras Clarissa encierra a sus personajes geográficamente en una casa y los aísla dejando sus impresiones subjetivas en forma de cartas, Tom Jones emplea la narrativa en tercera persona y presenta a un narrador que es virtualmente otro personaje de la novela.
Deben mencionarse otros dos novelistas, que, como Fielding y Richardson, dialogaban a través de sus obras.
El clérigo Laurence Sterne conscientemente quiso imitar a Jonathan Swift con su Tristram Shandy (1759–1767).
The Life and Opinions of Tristram Shandy, gentleman supuso una revolución estilística y formal de la novela.
Es una novela con una energía excepcional, con digresiones a múltiples niveles, de diversas sátiras, y frecuentes parodias.
Por su parte, el periodista, traductor e historiador Tobias Smollett, escribió novelas aparentemente más tradicionales.
Se concentró en la novela picaresca, en la que un personaje de inferior origen pasaría por una serie interminable de aventuras, que le llevaría a varias ciudades y altos círculos y lograr bien una gran ganancia (en un final cómico) o una gran pérdida.
La novela adopta el marco epistolar ya visto en Richardson, para documentar un largo viaje de una familia.
Exhiben numerosas voces, desde el ingenioso e instruido estudiante de la Universidad de Oxford, Jerry (que están disgustado por tener que acompañar a su familia), al patriarca Matthew Bramble, al casi iletrado sirviente Wynn Jenkins (con numerosos errores en su escritura).
Al mismo tiempo, las mujeres estaban escribiendo novelas y apartándose de las viejas tramas que habían predominado con anterioridad.
McKeon considera que la novela era un constante campo de batalla entre concepciones opuestas del mundo: whig/tory, disidente/el sistema, y capitalismo/feudalismo persistente.