El Pacto era la parte contrarrestante al Tratado del Atlántico Norte (OTAN), organización militar de misma índole, pero americana.
La otra organización internacional que debemos mencionar es el Consejo de Ayuda Mutua Económica, más comúnmente denominado por su abreviatura en inglés: COMECON.
A diferencia del Pacto de Varsovia, el COMECON no se mantuvo como una organización únicamente europea, sino que con los años introdujo miembros extracontinentales como Mongolia, Cuba, Vietnam, Corea del Norte, etc. Todos ellos países de corte comunista que dependían en gran medida del poder económico de la URSS, aunque curiosamente también hubo miembros observadores que fueron estados no-socialistas, como Finlandia y México.
Los soviéticos moldearon Alemania como una república marxista-leninista, al modelo socialista ruso; federal, con cinco estados o länder (si bien se transformaron en distritos a partir de 1952 para evitar la fragmentación política); y unipartidista, a manos del Partido Socialista Unificado de Alemania (en alemán: Sozialistische Einheitspartei Deutschlands), que se formó con ayuda de las autoridades soviéticas en Alemania durante los primeros años tras la guerra.
[7] Además, la URSS promovió un Estado policial, donde la represión y la persecución política estuvieron a la orden del día, gracias a la Volkspolizei (cuerpo de policía nacional) y especialmente a través del Ministerio para la Seguridad del Estado (en alemán: Ministerium für Staatssicherheit) más conocido como la Stasi: un órgano de seguridad interior e inteligencia, basado en el servicio secreto soviético o KGB.
Pero cuando esto no bastaba para mantener el orden establecido, Moscú contaba también con una división permanente del Ejército Rojo estacionada en Alemania.
En otras ciudades como Dresde y Magdeburgo, la Stasi, ayudada por el Ejército Rojo, pudo contener a los manifestantes.
No hubo a penas heridos, si bien varios cientos de personas fueron arrestadas y procesadas.
En cuanto a política exterior se refiere, dos eventos marcaron por encima de todo las intenciones soviéticas en Alemania del Este, ambos relacionados con su capital.
Honecker pretendía así moldear el estado de forma más independiente, buscando realizar sus propias reformas.
Fueron estas reformas (o más bien contrarreformas) las que provocaron una cada vez mayor fuga de gente hacia el lado occidental.
Bulgaria participaba activamente del Pacto de Varsovia, y armaba a su ejército gracias al apoyo soviético.
En 1945, con los alemanes en retirada, Stalin realizó una serie de peticiones a cumplir como condición si los checoslovacos querían contar con el apoyo del Ejército Rojo.
Durante estos años fue clave el liderazgo de Klement Gottwald primero y Antonin Zápotocký después.
Por otro, miembros del Partido, liderados por Ota Šik y Alexander Dubček, exigían pasar a una especie de “economía mixta”, combinando elementos capitalistas, pero con control estatal.
[11] A pesar de las crecientes tensiones entre Praga y Moscú, no existía entonces razón para pensar que la soberanía nacional estaba en juego.
Realizó numerosas purgas políticas, convirtió el país en un estado policial y suprimió cualquier tipo de rechazo al modelo socialista que se dictaba en la URSS.
Ante el descontento popular debido a la situación socioeconómica, Rákosi dimitió en invierno de 1956, siendo sustituido por Erno Gerő.
Sin embargo, un sector reformista del gobierno, encabezado por el aquel entonces primer ministro Imre Nagy, se unió a los manifestantes, permitiendo que se armaran y contando a su vez con el apoyo de una facción del ejército húngaro.
Si bien Imre Nagy fue arrestado y ejecutado, Nikita Khrushchev también exigió que se reformara el aparato político húngaro.
Tras miles de muertos y el país dividido, se decidió poner al frente a un reformista moderado, János Kádár.
El problema: durante la guerra, los soviéticos habían invadido y anexionado gran parte de la Segunda República Polaca (1918-1939).
Como solución, Stalin propuso redibujar las fronteras hacia el oeste, dando a los polacos regiones orientales del Tercer Reich.
Además, Rusia realizó un acuerdo ventajoso por ganar también más kilómetros de costa sur que protegieran Kaliningrado (anteriormente Königsberg).
Ya desde la Segunda Guerra Mundial estaba claro que Polonia se convertiría bajo mando soviético en una marioneta del Kremlin.
Como tercer punto, y relacionado con el segundo, hay que mencionar la presencia del Ejército Rojo en territorio polaco durante la Guerra Fría.
Si bien Jaruzelski trató de frenar la influencia del Vaticano en el país, no se logró.
Si bien la República Popular Rumana vio la luz en 1947 con la victoria comunista en unas elecciones amañadas y la eliminación de la casa real, no son los primeros años del país, bajo Gheorghe Gheorghiu-Dej, en los que pretendo centrarme.
Ceaușescu nunca defendió a la Unión Soviética ante sus diferencias con China, como sí hacían los demás estados-satélite europeos.
Tampoco quiso depender económicamente de la URSS y buscó una mayor colaboración comercial con otros miembros del COMECON como Bulgaria.