[27] Asimismo, pueden establecerse en espacios ya ocupados a través de un proceso gradual y persistente.
[27] Debido a que la calidad del macho guarda solo una débil relación con la de su parcela, es necesario considerar ambos parámetros por separado.
[30] Generalmente, las hembras construyen un nuevo nido para la segunda puesta, tanto cuando la crianza de la primera fracasó como tras haber tenido éxito con ella.
A menudo, la construcción del segundo nido comienza antes de que la primera puesta haya abandonado el suyo.
[38] Algunas hembras pueden anidar hasta cinco veces en una temporada si sus nidadas perecen antes de independizarse.
[30] Según el ornitolólogo estadounidense Arthur Augustus Allen, el tiempo necesario para terminar un nido es generalmente de seis días, tres de los cuales son dedicados a la canasta exterior y el «fieltrado» y los restantes tres, al revestimiento interno.
),[38][48][55] chilcas (Baccharis halimifolia);[12][49] acapalúes (Iva frutescens);[38][49] árboles de la cera (Myrica cerifera);[12][49] carrizos (Phragmites australis);[48][54] chimbos (Vernonia spp.
Al principio, no están protegidos por ningún tipo de vegetación, pues los nuevos tallos apenas sobresalen del agua.
[nota 4][6] Los polluelos tienden a eclosionar en diferentes momentos y la madre continúa incubando hasta que el último de ellos haya roto el cascarón.
[30] Si bien el macho colabora con la limpieza del nido, la hembra atiende este quehacer con mucha mayor frecuencia.
[30] Las hembras son quienes más se ocupan de dicha tarea,[15][30] aunque en ocasiones el macho también participa.
[60] Según Arthur Augustus Allen, consumen principalmente efemerópteros, tricópteros y orugas de lepidópteros.
[63] Generalmente, los adultos llevan al nido tres o cuatro presas por viaje y cada hijo recibe una de ellas.
[70] Se trata de una especie altricial:[71][72] al nacer, los polluelos no pueden ver ni presentan plumas.
[36][37][48] La piel está desnuda, pero con un escaso recubrimiento beige o grisáceo en donde crecerán los principales grupos de dichas estructuras queratinosas.
Durante su primer día de vida, registran un considerable crecimiento corporal:[38] aumentan su masa en un 65% en promedio.
En el décimo día, el más fuerte de los hermanos abandona el nido y trepa a los soportes cercanos.
[42] Por lo general, el desarrollo del plumaje comienza más tempranamente en las hembras; así, aunque las plumas de los machos crezcan un poco más rápido, aquellas tienen plumas casi tan largas como estos en cada sección del plumaje cuando se acerca el momento de abandonar el nido.
Su peso en el primer y segundo día de vida está positivamente relacionado al tamaño del huevo.
[1] La masa de los dos músculos pectorales en los tordos sargento representa un 1,8% del peso corporal total al nacer, pero aumenta en mayor proporción que el resto del cuerpo durante el período postnatal: alcanza el 5,1% a los 8 días y el 6,6% a los 10 días de nacidos.
[76][77] Los pequeños casi siempre nacen en el mismo orden en el que los huevos fueron puestos y lo hacen invariablemente cuando la asincronía de las eclosiones es considerable.
Sin embargo, la mortalidad del pequeño más joven se reduce significativamente si alguno de los otros huevos no eclosiona.
[71][72] En su tercer día de vida, su metabolismo disminuye sustancialmente en respuesta a caídas graduales en la temperatura.
[46][82] Las diferencias halladas en el éxito reproductivo podrían deberse, por lo tanto, al tipo de sustrato más que a la altura en sí misma.
[43] También en el norte de Luisiana en 1975 se registró, en términos generales, un mayor éxito reproductivo sobre especies leñosas que sobre hierbas: 14% sobre sauces (Salix spp.
), 23% sobre alisos rojos (Alnus serrulata) y 32% sobre alamillos mieleros (Cephalanthus occidentalis) frente a 0% sobre totoras (Typha spp.
Los machos no territoriales subadultos son los que exhiben los niveles más bajo de esta hormona.
Los niveles de hormonas esteroides podrían afectar la posesión territorial y el éxito reproductivo en esta especie.
Por otro lado, los rasgos sexuales secundarios masculinos, particularmente la agresión intrasexual, revelaban el estatus parasitológico bastante acertadamente.
[87] Pareciera que, aunque no puedan penetrar en colonias densas, los tordos cabecicafé son relativamente libres de merodear en hábitats de tierras altas en donde los tordos sargento se encuentran demasiado dispersos para coordinar un ataque en conjunto efectivo.