Maximino Daya resultó muerto en Tarso, lo que garantizó a Licinio el control total de la parte oriental del Imperio romano.
[13][14] En 311, Majencio exigió venganza por la muerte de su padre y declaró la guerra a Constantino.
Cuando volvió a Siria Palestina en febrero de 313, descubrió que posteriormente a la muerte de Majencio en la Batalla del Puente Milvio, Constantino y Licinio habían acordado una alianza durante su reunión en Mediolanum (hoy Milán), y para afianzar este acuerdo contrajeron matrimonio la hermana de Constantino, Flavia Julia Constancia, con Licinio.
[15] Maximino, tomó la iniciativa y a la cabeza de setenta mil hombres se desplazó hasta Bitinia, sin embargo, su ejército fue seriamente diezmado por el mal tiempo.
[16] Con un ejército más reducido –posiblemente alrededor de treinta mil soldados–[1] Licinio llegó a la ciudad de Adrianópolis (moderna Edirne) mientras que Maximino sitiaba Heraclea, y se dirigió a un campamento dieciocho millas más adelante.
[17] Lactancio –un autor cristiano del siglo IV y consejero de Constantino– es la principal fuente sobre esta batalla.
Según su obra De mortibus persecutorum, cuando los ejércitos se encontraron en la víspera del combate, Maximino hizo un juramento a Júpiter prometiendo que si obtuviera la victoria, extinguiría y borraría el nombre de los cristianos.
Los ejércitos se acercaron y se colocaron a la vista unos de otros, en ese momento, los soldados licinianos pusieron sus scutum abajo, se quitaron los cascos y siguieron el ejemplo de sus comandantes, extendieron sus manos al cielo y repitieron la oración cantada por el emperador, para después prepararse para combatir llenos de ímpetu.