Son plantas herbáceas perennes o bianuales, raramente anuales, generalmente glabras y con frecuencia aculeadas.
Tratado por Teofrasto (648, 849), Dioscórides (III,22) y Plinio el Viejo en su Naturalis Historia (22, 18) por sus propiedades «prodigiosas».
[3][4][5] Curiosamente, Aristóteles empleó el vocablo para referirse a una especie de la familia Rosaceae (Aruncus dioicus) sin relación alguna con el género linneano.
Han sido empleadas en la medicina tradicional para la preparación de remedios diuréticos, estimulantes del apetito, laxantes o antiinflamatorios.
Eryngium foetidum es una hierba culinaria utilizada ampliamente en Latinoamérica y Asia sudoriental, como sucedáneo del culantro.