La literatura en Canadá se escribió en varias lenguas, no solo en diversos dialectos del inglés y el francés (el joual, por ejemplo); también existe una rica literatura oral en lenguas amerindias e inuit, todavía poco divulgada y conocida, que es patrimonio de las diversas naciones aborígenes que viven en su territorio.
El multiculturalismo como tema, pero sobre todo desde la Segunda Guerra Mundial (Mordecai Richler, Margaret Laurence, Rohinton Mistry, Michael Ondaatje, Wayson Choy...).
El desafío de la víctima que debe superar a una gran corporación, un banco, un rico magnate, un gobierno, un desastre natural, y así sucesivamente.
La primera novelista fue Frances Brooke (1724-1789) con The history of Emily Montague (1769); siguieron luego Thomas Chandler Haliburton (1796-1865), y Susanna Moodie (1803-1885) y su hermana Catherine Parr Traill (1802-1899), que describían la dura vida de las emigrantes europeas en el hostil entorno del "salvaje Canadá".
Su discípula Margaret Atwood (1939-) profundizaría en esta idea en 1972 en su famoso estudio Survival: A Thematic Guide to Canadian Literature, observando que la supervivencia se convierte definitivamente en el emblema de la identidad nacional.
La derrota, la decepción y la soledad son las únicas recompensas que ofrece al esfuerzo del hombre en la primera época de su vida en su etapa final.
La también pintora Emily Carr (1871-1945) escribió sobre sus amigos los indios y defendió posturas feministas transformándose en un icono para su país.
Margaret Laurence (1926-1987) escribió novelas sobre la ficticia Manawaka, todas ellas traducidas al español en los años noventa: El ángel de piedra (1994), Una burla de Dios (1994, publicada anteriormente, en 1969, con el título Raquel, Raquel), Los habitantes del fuego (1993), Un pájaro en la casa (1994) y El parque del desasosiego (1995).
Trevor Ferguson, más conocido como "John Farrow" y nacido en Ontario en 1947, es considerado el mejor novelista canadiense actual.
Se crio en Montreal desde los tres años y viajó en su adolescencia por todo el noroeste, trabajando en las cuadrillas del ferrocarril.
Durante este período, E. Pauline Johnson y William Henry Drummond escribían una poesía de inspiración popular en dialecto.
Bajo la dirección literaria de Earle Birney, el Foro canadiense ayudó a promover una evolución similar en Toronto, donde destaca sobre todo Dorothy Livesay.
En Vancouver hay un movimiento poético de renovación conocido como TISH formado por B. P. Nichol, Jamie Reid, George Bowering, Fred Wah, Frank Davey, Daphne Marlatt, David Cull y Lionel Kearns.
Posteriormente hay que mencionar a Brian Brett, Ken Babstock, Karen Solie, Lynn Crosbie, Patrick Lane, David McGimpsey, Stuart Ross, Sonnet L'Abbé, George Elliott Clarke y Barry Dempster.
Pauline Gedge se ha acercado también a este género, aunque es más conocida sobre todo por sus novelas históricas.
En crítica literaria destacan el también argentino Alberto Manguel, Margaret Atwood, Anne Carson, John Clute, Robertson Davies, Northrop Frye, Hugh Kenner, Marshall McLuhan y George Woodcock.