Nacionalismo de derecha en la Argentina

La familia vista por los conservadores nacionalistas es la forma en la cual se ligan todos los hechos del pasado para promover un mejor futuro.

Históricamente abarca un fuerte sentido anticomunista, oponiéndose a cualquier movimiento de izquierdas, calificando su acción y teoría como «ideas foráneas».

[21]​ Entre los más intelectuales, era evidente sobre ellos la influencia de pensadores nacionalistas y conservadores católicos extremistas, como Juan Donoso Cortés, Marcelino Menéndez Pelayo, Joseph de Maistre, Maurice Barrès o Charles Maurras, cuyas ideas eran reproducidas asiduamente en publicaciones nacionalistas argentinas, entre ellas La Nueva República, La Fronda (creada en 1919 por Francisco Uriburu, primo del general y admirador del fascismo italiano) o Cabildo.

[36]​ En cambio se mantuvo dentro del universo de ideas fascistas con su insistencia en que la solución a los males de la democracia era la fuerza, las organizaciones fuertes y los hombres superiores aplicando la fuerza; como buen poeta romántico, soñaba con el hombre fuerte providencial que llevase adelante sus ideas, pero no participaba en ninguna agrupación política.

Pero cuatro años más tarde, su número de afiliados se había desmoronado y ni siquiera tenían un domicilio estable donde reunirse.

Eran, casi sin excepción, católicos fanáticos, que aspiraban a un gobierno fuerte elegido por las corporaciones y atacaban al Congreso.

[69]​ Respecto a su catolicismo, resultaba inevitable: la década del 30 fue un período en que la Iglesia católica estaba en su apogeo, y creía haber restaurado la «nación católica», dejando atrás el ateísmo y el agnosticismo que en décadas anteriores se habían reflejado tanto en la mayoría de los dirigentes conservadores como en la casi totalidad del radicalismo.

En la práctica, esa identificación no siempre era sincera y se recurría a ella solamente como un recurso en apoyo de las tradiciones anteriores al constitucionalismo liberal.

Los primeros, en cambio, necesitaban justificar su posición aclarando que pensaban hacerse con el poder, pero de ninguna manera por la vía electoral.

Pero, pese a esta encendida defensa teórica, debe observarse que –a diferencia del fascismo europeo– su violencia era en realidad una especie de hobby, un deporte o postura.

Y volvían usualmente algunos menos, lastimados, ensangrentados o entablillados, contando sus aventuras contra hordas de bolches, siempre más numerosas que ellos.

Esa actividad pasó a ser mucho más relevante para este grupo –y para varios otros– que los largos y altisonantes discursos.

[77]​ Los grupos nacionalistas reclamaban ser los defensores de la auténtica Argentina, un país homogéneo, en el que no tenía lugar la disidencia.

La principal organización fascista era la Opera Nazionale Dopolavoro, un dispositivo político-cultural pensado para proponer actividades para después del trabajo: deportes, paseos, bailes, cine, lectura, lo que fuera útil para adoctrinar a los emigrados italianos.

Entre ellos Saúl Taborda buscó una definición del nacionalismo que no fuese incompatible con la democracia formal, sin lograr nunca encontrarla.

[98]​ Originalmente, el revisionismo había surgido buscando respuestas a cuestiones históricas que no se explicaban en absoluto con las fórmulas de Bartolomé Mitre y sus seguidores.

Por su parte, los nacionalistas creyeron estar ante el más completo triunfo, aunque obtenido sin haber hecho nada para conseguirlo.

[113]​ Pero, si bien simpatizaba con los nacionalistas, Ramírez no tenía el sustento ideológico necesario para desarrollar un corporativismo funcional, y por otro lado era enteramente leal al Ejército, de modo que ni siquiera lo intentó.

Lo más parecido a eso que se buscó fue un régimen "nacionalcatólico", quizá solamente para mostrar coherencia ideológica y apoyarse en los nacionalismos sin cederles demasiado lugar en el gobierno.

Perón incorporó como funcionarios a conservadores migrados hacia un nacionalismo más moderado, del estilo de FORJA pero sin ninguna relación con ésta.

Por su parte, la Alianza Libertadora Nacionalista dio un giro importante; dirigida por Queraltó, sus discusiones y discursos políticos perdieron intensidad.

Por lo demás, el debate siguió empobreciéndose: la última publicación nacionalista, Balcón, inaugurada en 1946, difundía un discurso victimista y repetitivo.

[125]​ El más destacado nacionalista que quedó junto a Frondizi fue Amadeo, quien continuó hasta 1962 en su cargo de representante argentino permanente ante Naciones Unidas.

En tanto, otros miembros de la «vieja guardia», como el cura Meinvielle, prevenía contra un supuesto avance del comunismo.

[130]​ De un modo u otro, es innegable que una parte del nacionalismo veía con malos ojos esta hostilidad hacia el peronismo.

El grupo inicial estaba conformado por Luis Demharter, Alberto Ezcurra Uriburu, José "Joe" Baxter, Horacio Bonfanti, Oscar Denovi y Eduardo Rosa.

Tacuara heredaba las formas de la UNES, que tenía una estética e influencias del Fascismo italiano y el Nacionalsocialismo alemán.

Todos estos juegos teóricos, de los cuales ninguno fue llevado a la práctica, cesaron con el asesinato de Aramburu y las puebladas, movimientos populares localizados contra el gobierno: Onganía se vio obligado a renunciar[147]​ y su sucesor, Roberto Marcelo Levingston, se mostró como un demócrata conservador clásico, aunque también aplicaba políticas desarrollistas.

Muy atrás habían quedado las marchas de uniforme, las excursiones para tomarse a golpes con los grupos contrarios y –dada su eterna inferioridad numérica– las bombas en los locales comunistas.

[167]​ Durante los meses siguientes, organizaron actos «contra la rendición», y pretendieron mantener vivo el «espíritu de Malvinas».

Bandera de los Nacionalistas . [ 1 ] ​ Los colores celeste y blanco son los nacionales de la Argentina mientras que la cruz griega representa el cristianismo católico.
Activistas de la Liga Patriótica Argentina recorriendo Buenos Aires durante la Semana Trágica; obsérvense los dos agentes de policía subidos al auto y el arma larga de uno de sus ocupantes.
Leopoldo Lugones
Fresco en 1939. Revista "Caras y Caretas".
Juan Queraltó en el año 1935
Gustavo Martínez Zuviría , escritor y ensayista antisemita, más conocido como Hugo Wast .
El sacerdote Leonardo Castellani .
Manuel Gálvez , escritor, historiador y militante nacionalista.
Vehículo de propaganda de la Alianza de la Juventud Nacionalista .
El presidente Juan Perón .
El canciller Carlos Florit .