Siguieron, entre otros casos aislados, algunos filibusteros franceses, miembros de tripulaciones mixtas con ingleses, que, tras abandonar las Antillas, usaron como base el archipiélago de Juan Fernández para asolar la costa chilena y del Pacífico americano a fines el siglo XVII.
En el periodo republicano continuó la influencia con la migración de comerciantes, educadores, académicos, técnicos, aventureros y artistas franceses a Chile.
En cambio, diversos españoles de este período, estrechamente relacionados con Chile, sí tuvieron actuaciones notorias en Francia, o contra ella.
Pero Ribera sólo fue uno de los muchos españoles llegados a Chile que participó en las guerras franco-españolas del siglo XVI.
Tras esto, según su declaración, Spilberger habría ofrecido una recompensa a los habitantes del lugar para que lo entregaran y poder ejecutarlo.
Luego siguió la aparición de bucaneros franceses en las costas chilenas hacia la segunda mitad del siglo XVII.
[11] El historiador chileno Barros Arana es lapidario en describirlo como una especie de impostor, sin verdaderos conocimientos del terreno donde quería que Francia se trenzara en aquella empresa, y dejando los supuestos antecedentes biográficos que presentaba en calidad de simples dichos.
En Magallanes la nave de los filibusteros franceses resultó perdida, al ser arrojada contra rocas marinas en la Isla Santa Inés.
El gobernador, a su vez, mejor conocedor del terreno, descartaba la noticia y corregía la nomenclatura geográfica errónea que le hacían llegar desde Madrid.
Alejandro Fuenzalida Grandón explica esta decisión afirmando que Pradel realmente en un principio se reincorporó al resto de la flotilla corsaria en el Atlántico, pero como los comerciantes chilenos habían adquirido la mercancía a plazos o pidiendo fiado, tuvo que volver a Chile y entablar litigios para consegir recibir el pago, uno de los cuales fue contra otro francés, Louis de Coux, por 39 mil y tantos pesos, una cantidad llamativa para la época.
[19] Pradel se terminó afincando en la zona y casándose en Penco con una mujer criolla, María Gabriela de la Barra, en 1715.
[21]Esta persona habría introducido desde Cádiz la única viola de la que hasta ahora se tienen registros en Chile para esos años.
[28] Berney, por su parte, era, según testimonios, una persona con conocimientos formales y académicos, sobre todo en temas relativos a matemáticas, geometría y similares, que había llegado a ser "pasante o maestro de latinidad"[28] en el Convictorio Carolino, el principal colegio de Santiago en la época.
Y se concluía que, tras ese baño de agua, el enfermo Berney "vivió porque Dios quiso".
Estaba entre ellos el antiguo rey impuesto por Napoleón a España, José Bonaparte, o los mariscales Dauxión Lavaisse, Bertrand Clauzel y Emmanuel Grouchy.
Los altos oficiales franceses secretamente habrían considerado el plan de rescatar a Napoleón y otorgarle un nuevo reino en Sudamérica.
Este rechazo a Francia ya existía en Chile en 1808, según el reporte del agente británico Federico Dowling al almirante William Sidney Smith, jefe de las fuerzas navales inglesas en Sudamérica, instalado con la corte real portuguesa refugiada en Brasil.
[34] En segundo lugar, se debe notar que las mayores figuras independentistas del proceso chileno, que tuvieron viajes iniciáticos o residencias importantes en el extranjero, fueron influidos en sus ideas políticas por contactos principalmente con otros dos países: Reino Unido y Estados Unidos.
Así, San Martín habría establecido su propio plan junto con Irisarri, que este último trató infructuosamente de convalidar epistolarmente desde San Luis, Cuyo, cuando ya iba camino a hacer esas concesiones territoriales y dar el «trono de Chile» al Reino Unido.
El gobierno chileno estimaba que lo perdido no podía superar los 14.000 pesos oro en ningún caso, pero La Forest exigía 150.000.
Según Barros Van Buren los medios franceses "injuriaron al gobierno y el pueblo chilenos de la forma más grosera que es posible imaginar".
[57]Originalmente la intención de Santa Cruz había sido viajar protegido por la bandera británica, que también se mostraba favorable a él, pero la HMS Talbot no estaba alistado cuando era necesario, así que abordó la Flore, aunque si fue trasladado en su viaje de regreso por la corbeta inglesa HMS Harrier.
[62] Los archivos franceses tratan este proyecto hasta 1847, cuando se intercambian informaciones sobre el traslado de Fuerte Bulnes a Punta Arenas, en las que se renuevan una y otra vez la opinión de que los esfuerzos chilenos estaban condenados al fracaso.
Así el gobierno conservador chileno reconoció a la administración de la república mexicana y desconoció la monarquía digitada por Francia, aunque más allá de esa acción mantuvo una actitud relativamente expectante, pragmática y aislacionista, sobre todo si se le compara con la acción cívica de los sectores liberales chilenos, cuyo influjo estaban en alza en la sociedad local, pero todavía no lograban participar del gobierno.
[63] Estos liberales sentían verdadera identificación con el movimiento de Reforma mexicana encabezado por Juárez y solidaridad contra la intervención francesa.
Entre los socios se encontraban Manuel Antonio Matta, Guillermo Matta, Benjamin Vicuña Mackenna, José Victorino Lastarria, Miguel Luis Amunategui, Isidoro Errázuriz, Domingo Santa María, Álvaro Covarrubias, Pedro León Gallo, Marcial Martínez y Manuel Antonio Tocornal, entre otros.
[65] El gobierno chileno, por su parte eligió considerar a Tounens como un demente:[65] De hecho, en sus comunicaciones con el Ministerio de Guerra chileno, Saavedra describía a Tounens como un sujeto peligroso que efectivamente tenía influencia sobre algunos sectores mapuches.
Aunque la acogida al reclamo chileno en la cancillería francesa habría sido inicialmente comprensiva por parte del duque Louis Decazes, posteriores respuestas evasivas y ambiguas llevaron a Blest a advertir que:[68] El tono elevado desbarató una tercera expedición, pues alertó a las autoridades argentinas, que también reivindicaban buena parte de los terrenos que Tounens pretendían como parte de su Reino de Nueva Francia.
[71] Así mismo, el modelo militar francés fue utilizado en Chile para la organización de su ejército hasta 1891, cuando esa influencia empezó a ser reemplazada por la prusiana.
Producto de esto, se han establecido diversas instituciones socioculturales, artísticas y educativas francesas en Chile, al igual que asociaciones chilenas en Francia.