[4][5]Las mujeres se han encontrado con barreras para lograr acceder a posiciones de poder en el sector económico y político.
[19][20]Además, las mujeres esclavizadas que tenían pareja e hijos, a veces eran vendidas separadas imposibilitando la formación de una familia monogámica.
[11][21] Algunas esclavas lograban la libertad «legalmente» por diversos medios, sin embargo, si se encontraba embarazada existía un impedimento llamado «situación de vientre».
[21] Las condiciones a las que fueron sometidos los esclavos e indígenas provocó varias revueltas, la mayoría lideradas por hombres, aunque las mujeres tuvieron participación.
Las mujeres negras y mulatas libres no podían usar prendas de oro, perlas ni seda a menos que estuvieran casadas con un español.
[12][25]Aunque las mujeres tomaron parte en el intento, en los escritos sobre la conspiración redactados por Gual y España se dejaba claro el rol que esperaban de ellas.
En el reglamento electoral se prohibió el derecho al sufragio a «las mujeres, los menores de veintiún años, los dementes, los sordomudos, los deudores, los fallidos...».
[23][29]María Antonia Bolívar fue una opositora a la causa independentista y en parte de su correspondencia expresó sus opiniones políticas, donde demostró poseer amplio conocimiento sobre la situación del país.
[33]El político Aníbal Dominici en su obra Comentarios al Código Civil analizaba el porqué de la supuesta supremacía del hombre.
[36][37]En 1825 el militar Simón Bolívar al hacer referencia a la educación necesaria para mejorar la nación hizo énfasis en las cualidades guerreras en detrimento de atributos femeninos.
Según autores, este hecho reforzó la visión machista de la sociedad en las que un hombre debía estar con varias mujeres a la vez.
[13][40][41]La ACF tuvo entre sus miembros a Carmen Clemente Travieso, Cecilia Pimentel, Luisa del Valle Silva, Mercedes Fermín y otras.
[13][41]Mientras que la AVM estaba formada por Ada Pérez Guevara, Irma De Sola Ricardo, Panchita Soublette Saluzzo, entre otras.
[16][40] Aunque en el Código se establecía que las mujeres no podían ser síndicos a pesar de ejercer una carrera comercial.
Esta fue la primera vez que se celebraron elecciones con votación universal, directa y secreta, resultando electa Yolanda Leal.
Entre las que se encontraban Panchita Soublett Saluzzo, Cecilia Núñez, Ana Luisa Llovera, Mercedes Fermín, Amparo Monroy, Lucila Palacios, Carmen Gracián de Malpica, Catalina Romero, Isaura Saavedra, Nieves de Entrena, Inés Labrador y Luisa del Valle Silva.
En años posteriores se postularían Rhona Ottolina, Carmen de González e Irene Sáez, aunque contaron con poco apoyo popular.
[13][49][51] Entre algunas de las activistas que destacaron se encontraban Rosa Paredes, Juanita Delgado, Delfina Ortiz, Gloria Comesaña, Elisa Jiménez y otras.
La Federación Venezolana de Abogadas (Feva), presidida por la jurista Ana Lucina Maldonado, presentó ante el Congreso una propuesta para modificar el Código Civil.
[13][51][61][62]También comenzaron a surgir diversas organizaciones no gubernamentales para defender los derechos de las mujeres como Uquira, las Comadres Púrpuras, Tinta Violeta, Araña Feminista y otras.
[33][62]En la ley se definió la violencia contra la mujer como «todo acto sexista» que causara un daño físico, sexual, psicológico, laboral y económico.
[66][70][71]Sin embargo, en este periodo las mujeres se vieron especialmente afectadas debido a la crisis política y social dándose la feminización de la pobreza.
[75][76] Este último personaje se convirtió en un tópico en la telenovelas venezolanas en las cuales mujeres pobres y sin educación conocían a hombres blancos, ricos e inteligentes que las sacarían de su pobreza.
Álvarez estaba casada con el dirigente comunista Alberto Lovera que fue sometido a desaparición forzada y posteriormente fue encontrado muerto.
Duijim recibió un telegrama de felicitación del dictador Marcos Pérez Jiménez y posteriormente le regaló una casa.
Su padre intercedió ante Jesús Enrique Lossada, director del Liceo José María Baralt, para que esta fuera aceptada.
[9] Para la mitad del siglo XX el acceso de las mujeres al sistema educativo había crecido, pero se mantenían limitaciones.
[19][20]Las mujeres de estos sectores tienen un bajo nivel educativo y aquellas que tienen parejas en ocasiones justifican la subordinación con respecto al hombre porque las mantienen económicamente.
[6]En estos sectores se mantiene un núcleo familiar estable, pero los hombres tiene un menor peso en el cuidado de los hijos y en las tareas domésticas.
Según el Código Civil de 1862 las mujeres que se empleaban como obstetriz, actrices, maestras o posadera, debían contar con la autorización del marido.