[1] El 21 de junio este firmó una tregua mutua con la Comunidad local, tregua que los diputados de las parroquias refrendaron al día siguiente [2] y por la cual Pedro de Toledo se comprometió tanto a no hostigar a la población como a no reforzar la guarnición del Alcázar.
[3] Conforme evolucionaba la situación militar y política en la meseta castellana, Madrid se convenció de que debía liberarse de la amenaza que suponía el Alcázar.
Toledo, por su parte, colaboró enviando al regidor Gonzalo Gaitán al frente de quinientos hombres y treinta lanzas.
La capitulación [6] acordó que:[7][1] Algunos comuneros madrileños, temiendo que el Alcázar fuese entregado al duque del Infantado, propusieron la idea de confiarlo a cuatro o cinco labradores.
Finalmente, nada de esto se llevó a la práctica.