Incendio de Mora

Así tanto que un día de abril el capitán Diego López de Ávalos se presentó ante las puertas de Mora con doscientos caballeros y ochocientos infantes e invitó a los vecinos a rendirse.

Los hombres resistieron casa por casa, hasta que finalmente se agruparon en la iglesia junto a las mujeres y los niños.

A continuación, los soldados realistas quemaron las puertas e intentaron penetrar al interior del recinto, pero entonces el fuego alcanzó los barriles de pólvora depositados en el coro y provocó una violenta explosión en el edificio.

Muy pocos pudieron escapar por las ventanas; la mayoría murió aplastada por los escombros o asfixiada por el humo.

[2]​ Pedro Mártir de Anglería habla de cinco mil víctimas, el cronista Prudencio de Sandoval de tres mil y en el acta de acusación que luego se instruyó contra Acuña para hacer recaer sobre él y los vecinos toda la responsabilidad de la catástrofe, aunque tergiversando los hechos, cita dos mil:[1]​ La destrucción y quema de Mora hizo cundir la indignación en la región, y las represalias de los comuneros no tardaron en llegar: en Yepes y Toledo se derribaron las casas de los ciudadanos que no ocultaban su odio al movimiento, los lugares de Villaseca y Villaluenga fueron saqueados y quemados, y el caballero Juan de Ribera perseguido hasta su castillo en Cerro del Águila, Villaluenga.

Iglesia de la Virgen de Altagracia, reconstruida tras el incendio.