Creó nuevos géneros literarios, como el cuadro de costumbres, la novela histórica, la leyenda, la novela gótica, el drama romántico e inició estéticas en la lírica como el simbolismo (Edgar Allan Poe) Estas son las características por las cuales se reconoce el movimiento romántico:[1] El Romanticismo alemán no fue un movimiento unitario.
El Romanticismo comenzó en Inglaterra casi al mismo tiempo que en Alemania; en el siglo XVIII ya habían dejado sentir un cierto apego reaccionario por la Edad Media (los prerrománticos Thomas Chatterton, James Macpherson) y una nueva sensibilidad melancólica había sido explorada por los llamados Poetas de cementerio, corrientes ambas que convergen en el Prerromanticismo inglés; pero el movimiento surgió a la luz del día con los llamados Poetas lakistas (Wordsworth, Coleridge, Southey), y su manifiesto fue el prólogo de Wordsworth a las Baladas líricas publicadas conjuntamente por los dos primeros, aunque ya lo habían presagiado en el siglo XVIII Edward Young con sus Pensamientos nocturnos o el originalísimo William Blake.
También cabe destacar a las hermanas Brönte: Charlotte (Jane Eyre), Emily (Cumbres Borrascosas) y Anne (Agnes Grey).
Otros autores importantes, pero pertenecientes a la rama del Romanticismo tardío, fueron Cyprian Kamil Norwid y Stanisław Wyspiański.
Pero el lenguaje romántico propiamente dicho tardó en ser asimilado, debido a la reacción emprendida por Fernando VII tras la Guerra de la Independencia, que impermeabilizó en buena medida la asunción del nuevo ideario.
Por otro lado, algunos escritores liberales españoles, emigrados por vicisitudes políticas, entraron en contacto con el Romanticismo europeo, y trajeron ese lenguaje a la muerte del rey Fernando VII en 1833.
El romanticismo italiano tuvo también una gran novela histórica, I promessi sposi (Los novios), de Alessandro Manzoni (1785-1873).
Un escritor del romanticismo italiano que realizó obras en varios géneros, incluyendo cuentos y novelas (tales como Ricciarda o i Nurra e i Cabras), fue el piamontés Giuseppe Botero (1815-1885), dedicando gran parte de su carrera a la literatura sarda.
[2] En Rusia, el Romanticismo se forjó en el Círculo Arzamás en San Petersburgo desde 1815 a 1818 por parte de Aleksandr Pushkin, Vasili Zhukovski, Konstantín Bátiushkov, Piotr Viázemski.
Tras el romanticismo filosófico de los Liubomudry, formado por Dmitri Venevítinov (1805-1827) y el último gran romántico ruso es Fiódor Tiútchev (1803-1873).
En Portugal introdujeron el Romanticismo Almeida Garret y Alejandro Herculano; puede considerarse postromántico al gran poeta Antero de Quental.
A una segunda generación de escritores románticos pertenecen Camilo Castelo Branco y Julio Diniz.
Se puede considerar un postromántico al originalísimo pensador anarquista Henry David Thoreau, introductor de ideas anticipadas a su tiempo como la no violencia y el ecologismo, autor de Walden, o La vida en los bosques y del famoso ensayo Desobediencia civil.
Sus principales representantes fueron: José Eusebio Caro, Gregorio Gutiérrez, Julio Flórez, Rafael Pombo, Jorge Isaacs.
Se puede configurar con los autores siguientes: José Eusebio Caro, Julio Arboleda, Gregorio Gutiérrez González.
Se puede conformar a partir de Epifanio Mejía, Rafael Pombo, Candelario Obeso, Miguel Antonio Caro y Julio Flórez.
[5] El romanticismo mexicano se distinguía por amalgamar el periodismo, la política, el positivismo y el liberalismo, pues surgió en los años previos a la Guerra de Reforma.
Otros nombres que destacan son los cubanos José María Heredia y Gertrudis Gómez de Avellaneda.