Conspiración golpista de 1936

Porque a la guerra deben Italia, Alemania, Portugal, Polonia y otros pueblos la ventura infinita de haber sacudido el espantapájaros parlamentario».

[67]​[68]​ Según Ángel Viñas, el banquero Juan March, que ya había contribuido con dinero a La Sanjurjada, aportó dos millones de pesetas.

Gil Robles aprovechó esta lista más tarde para cesar a seis de ellos: López Ochoa, Martínez Cabrera, Romerales.

Pero Gil Robles, en lugar de arrestarlo y destituirlo por su propuesta golpista,[135]​ le contestó, según escribió muchos años después cuando Gil Robles «quería presentarse como un demócrata cristiano»,[136]​ que «mis convicciones democráticas y mi repugnancia invencible a poner las fuerzas armadas al servicio de una fracción política» le impedía intentar «ningún pronunciamiento a mi favor».

[159]​ Como ha destacado Enrique Moradiellos, Largo Caballero «no ocultó su compromiso con el "legado de Octubre" ni su mínimo apego a la "democracia burguesa"».

[229]​ Gabriele Ranzato coincide con todos estos historiadores y considera que «la elección de sus nuevos destinos no había sido muy prudente».

Desde Canarias el general Franco podía «alcanzar fácilmente la colonia marroquí, donde estaban concentrados los cuerpos mejor adiestrados del ejército»; y «menos sensata había sido la decisión de enviar al general Mola a Pamplona, "capital" del carlismo, donde habría encontrado vasta solidaridad y cobertura para desarrollar una actividad conspiratoria».

[255]​ Lo mismo afirma Gabriele Ranzato que define la UME como «una asociación semisecreta constituida en 1933 por oficiales de extrema derecha, sobre todo monárquicos, pero también falangistas, cuya finalidad era abatir la República democrática».

[257]​ En el extremo opuesto se sitúa Stanley G. Payne quien en una obra publicada en 2016 le restó importancia a la reunión porque, según él, la mayoría de los asistentes eran generales jubilados (a pesar de que en otra obra publicada veinte años antes había escrito que se habían reunido «militares derechistas» sin especificar nada más)[241]​.

[264]​ Finalmente el general López Ochoa fue puesto en libertad por falta pruebas y a partir de ese momento ingresó en la UME donde ejerció una gran influencia.

Nada hacía inevitable, a pesar de todo, ese desenlace, pero una vez que el país se adentró por esa senda ya no hubo marcha atrás».

[322]​ En el deterioro del orden existente desempeñaron un papel determinante las actuaciones de las «milicias rojas»[323]​ encaminadas a poner en marcha un proceso revolucionario.

[341]​ En abril la conspiración se extendió entre los militares derechistas, impulsada especialmente por la Unión Militar Española, aunque existía una escasa coordinación entre los oficiales comprometidos en las diferentes guarniciones.

[373]​ Para llevar a cabo la sublevación Mola propugnaba el establecimiento de dos organizaciones: una civil estructurada por provincias y otra militar por Divisiones Orgánicas.

[392]​[393]​[394]​ Cuatro días después volvía a insistir en las «Directivas para Marruecos» en que el levantamiento debía ser «desde luego, de una gran violencia.

[400]​ Pero también pensó en los propios militares pues los había desde muy reaccionarios y fascistas hasta republicanos, sin olvidar a los que no tenían unas ideas políticas definidas.

[413]​ Por su parte, Francisco Alía Miranda, afirma que «el fin político del golpe de Estado estaba tan indeterminado como en ocasiones anteriores.

No quería explicitar mucho para evitar que se retiraran algunos apoyos políticos conseguidos, como la CEDA, Renovación Española, Falange y Comunión Tradicionalista.

Se revisaría todo lo legislado en “materia religiosa y social hasta el día” [“procurando volver a lo que siempre fue España”].

El segundo modelo incluía aquellas provincias que tenían unidades militares pero en las cuales no se contaba con un apoyo amplio de sus mandos.

Pollard y las dos mujeres viajaron en barco a Tenerife donde aquel le dio la contraseña convenida al doctor Gabarda “Galicia saluda a Francia” que significaba que el avión había llegado sin novedad, y el doctor Gabarda le hizo llegar la noticia al general Franco por medio del teniente coronel Francisco Franco Salgado-Araújo.

El hallazgo fue obra del historiador español Ángel Viñas, que los encontró en los archivos de Sainz Rodríguez y los publicó al año siguiente.

«La policía era mucho más rigurosa con la derecha y a menudo hacía la vista gorda cuando los grupos de izquierda provocaban altercados», afirma Payne.

[558]​ Sin embargo, Payne reconoce que «los grandes disturbios producidos en las ciudades» también fueron obra de falangistas, junto con «las organizaciones juveniles socialistas y comunistas».

Como ha señalado Joan Maria Thomàs, el gobierno se equivocó al lanzar la ola de represión contra Falange creyendo que ello «le permitiría acabar con las provocaciones fascistas.

Por ello Falange convocaba a todos «estudiantes, intelectuales, obreros, militares españoles, para una nueva empresa peligrosa y gozosa de reconquista».

[607]​ Además la UMRA había montado una red espías en los cuarteles,[608]​ aunque en muchas ocasiones las informaciones que transmitían no eran del todo creíbles pues estaban llenas de «alarmismos, fantasía y exageraciones interesadas».

[629]​ Santiago Carrillo, líder de las JSU, también visitó a Casares Quiroga junto con el secretario general del PCE José Díaz e Indalecio Prieto, pero encontró la misma respuesta.

[13]​ Una posición similar sostiene Francisco Alía Miranda: «El gobierno tomó ciertas medidas, sin duda, pero no las drásticas que hubiera hecho falta».

Según Stanley G. Payne, «si Azaña hubiera tenido la agudeza y valentía de autorizar algún compromiso menor [con los militares] dos semanas antes, quizá se habría podido evitar la guerra civil».

El general Mola y el general Franco junto con otros generales sublevados. Fecha y lugar desconocidos. Aunque existió una trama civil integrada por las derechas antirrepublicanas, la conspiración que desembocó en el golpe de Estado en España de julio de 1936 fue protagonizada por una parte del Ejército. El plan militar y político de la sublevación fue elaborado por el general Mola, «El Director». Aunque fue informado por Mola, el general Franco solo se sumó a última hora a la sublevación.
El exrey Alfonso XIII durante su exilio en Londres (1932). Fue puntualmente informado de las conspiraciones monárquicas a las que dio su apoyo (también económico). El exrey consideraba que la República estaba «inspirada y patrocinada por el comunismo, la masonería y el judaísmo».
El general José Sanjurjo hacia 1930. Tras su destitución como director general de la Guardia Civil en febrero de 1932 se sumó a la conspiración monárquica. Encabezó el fracasado golpe de Estado del 10 de agosto de 1932 conocido como La Sanjurjada . Su condena a la pena de muerte fue conmutada por la de prisión y finalmente fue amnistiado por el gobierno de Alejandro Lerroux . Se exilió en Portugal y desde allí participó en la conspiración que dirigió el general Mola y cuyo relativo fracaso dio inicio a la guerra civil española . Iba encabezar el Directorio militar que se establecería tras el golpe, pero murió en accidente de aviación el 20 de julio, solo tres días después de haberse iniciado este.
Constitución de la oficina electoral denominada Tradicionalistas y Renovación Española (TYRE), formada por Renovación Española (RE) y la Comunión Tradicionalista (CT). Sentado en el centro Antonio Goicoechea (RE), flanqueado por el conde de Rodezno (CT) y Víctor Pradera (CT). Detrás, entre otros, el conde de Vallellano (RE) y Ramiro de Maeztu (principal ideólogo del grupo Acción Española ). A la izquierda de la fotografía, Pedro Sainz Rodríguez (RE).
El líder fascista italiano Italo Balbo . Fue el principal contacto de los conspiradores monárquicos con quienes se entrevistó en Roma en varias ocasiones, prometiéndoles apoyo político y económico, además de armas. Fue quien concretó y rubricó el acuerdo del 31 de marzo de 1934 aprobado por Mussolini .
El pretendiente carlista Alfonso Carlos de Borbón . Los carlistas conspiraron contra la República desde su proclamación. Para ello el pretendiente Alfonso Carlos de Borbón nombró jefe del Requeté al coronel tradicionalista José Enrique Varela , que lo reorganizó dotándolo de una estructura inspirada en la militar. Unos 500 requetés fueron entrenados en Italia en virtud del acuerdo del 31 de marzo de 1934.
Benito Mussolini , Il Duce de la Italia fascista . Interesado en desestabilizar a la nueva República española, decidió apoyar la conspiración monárquica con cuyos representantes ( alfonsinos y carlistas ) se entrevistó en Roma el 31 de marzo de 1934. Los detalles del apoyo económico, político y logístico corrieron a cargo de Italo Balbo .
Logo de las Juventudes de Acción Popular (JAP). Las JAP fueron adoptando la retórica fascista y aclamaron al líder de la CEDA José María Gil Robles como su "Jefe". Tras las elecciones de febrero de 1936 , muchos afiliados a las JAP pasaron a integrarse en las milicias del partido fascista Falange Española .
José Antonio Primo de Rivera durante un mitin de Falange Española de las JONS (antes de 1936). Antes incluso de su constitución formal, Falange fue financiada por los monárquicos alfonsinos . Su violencia fue legitimada porque estaba «al servicio de la razón y de la justicia» y porque constituía «una obra patriótica de índole nacional».
El teniente coronel Juan Yagüe con camisa de falangista , partido al que pertenecía desde su fundación. Fue el principal instigador del conato de golpe de Estado de octubre-noviembre de 1934. En el golpe de Estado de julio de 1936 fue designado por el general Mola jefe de la sublevación en el Protectorado español de Marruecos .
Interior del Parador de Gredos en la actualidad. Allí se reunió la Junta Política de Falange los días 15 y 16 de junio de 1935 para organizar un alzamiento armado contra la República, que finalmente no se produjo.
José María Gil Robles en un mitin de la CEDA en el Frontón Urumea de San Sebastián en 1935. En diciembre de ese año, cuando era ministro de la Guerra , encabezó el conato de golpe de Estado por el que pretendía acceder a la presidencia del gobierno y desde ese puesto llevar a cabo un giro autoritario de la República, que incluía la reforma de la Constitución de 1931 . Contó con el apoyo de los generales a los que había nombrado para los puestos claves de la estructura militar, pero finalmente prevaleció la opinión del general Franco que consideró que el golpe de Estado tenía pocas opciones de éxito debido a la lealtad al presidente de la República de muchos mandos, entre los que se encontraban los generales Nicolás Molero y Gonzalo Queipo de Llano .
José Calvo Sotelo en un mitin en San Sebastián (1935). Durante la campaña electoral de enero y febrero de 1936 hizo continuos llamamientos a la intervención del Ejército. Tras producirse la victoria en las elecciones del Frente Popular , fue uno de los principales instigadores del intento de golpe de Estado que se proponía impedir que el Frente Popular llegara la gobierno.
Portada del diario La Voz del lunes 17 de febrero que anuncia la victoria del Frente Popular por mayoría absoluta. Aparecen las fotografías de los candidatos que han resultado elegidos en la lista de Madrid (de izquierda a derecha): Julián Besteiro , Manuel Azaña , Julio Álvarez del Vayo , Luis Araquistain , Francisco Largo Caballero y Luis Jiménez de Asúa . El diario destaca también en la primera página que el antiguo presidente del Gobierno Alejandro Lerroux no ha resultado elegido. Asimismo anuncia que el gobierno de Manuel Portela Valladares ha declarado el estado de alarma en toda España.
Gobierno de Manuel Portela Valladares (en la cabecera de la mesa). A la izquierda vestido de uniforme el ministro de la Guerra , el general Nicolás Molero . Tanto Portela Valladares como el general Molero resistieron las presiones de los jefes militares encabezados por el general Franco y de los líderes de la derecha antirrepublicana José María Gil Robles y José Calvo Sotelo para que declararan el estado de guerra tras conocerse el triunfo del Frente Popular en las elecciones .
El general Franco , jefe del Estado Mayor del Ejército desde mayo de 1935. Encabezó el grupo de generales que intentaron que el presidente del gobierno Manuel Portela Valladares declarara el estado de guerra para impedir el acceso al poder del Frente Popular . La oposición de los generales Sebastián Pozas , inspector general de la Guardia Civil, y Miguel Núñez de Prado , director general de Seguridad, fue decisiva para que el intento de golpe de Estado fracasara. El nuevo gobierno presidido por Manuel Azaña destinó al general Franco a Canarias, donde estuvo informado de la conspiración dirigida por el general Mola a la que no se sumaría hasta el último momento.
El general Luis Orgaz . Participó en las conspiraciones (estuvo presente en la crucial reunión del 8 de marzo) y en los conatos e intentonas golpistas. Fue confinado en Canarias por orden del gobierno. Allí se haría cargo de la sublevación del archipiélago cuando el general Franco voló al Protectorado español de Marruecos para ponerse al frente del Ejército de África .
El general Manuel Goded hacia 1930. Participó en todas las conspiraciones y en los conatos e intentos de golpe de Estado. En el conato de golpe de Estado del 20 de abril tendría que haber encabezado la sublevación de la III División Orgánica con sede en Valencia. En el golpe de Estado de julio de 1936 le fue encomendada la sublevación de la IV División Orgánica , pero cuando llegó a Barcelona en un hidroavión procedente de las islas Baleares, a donde lo había destinado el gobierno, la rebelión había fracasado. Fue detenido, condenado a muerte y ejecutado.
El general Emilio Mola . Tras el fracaso del conato de golpe de Estado del 20 de abril, se hizo cargo de la organización de la conspiración, por lo que fue conocido con el nombre en clave de «El Director». Mola fue el que definió el plan político y militar del golpe de Estado de julio de 1936 cuyo relativo fracaso provocó la guerra civil española . Insistió en sus Instrucciones reservadas en que «la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado», intentando evitar así los errores cometidos durante la fracasada Sanjurjada de cuatro años antes.
El político republicano conservador Miguel Maura en 1936. Al parecer su propuesta de una "Dictadura Nacional Republicana" inspiró el plan político elaborado por el general Mola con la colaboración, según parece, de los generales Cabanellas y Queipo de Llano .
El general Queipo de Llano (en segundo plano, vestido de militar), junto al presidente de la República Niceto Alcalá-Zamora (en primer plano), el ministro de Obras Públicas Indalecio Prieto (detrás del presidente) y otras personalidades en San Sebastián en 1932. Queipo de Llano se sumó a la conspiración tras la destitución de su consuegro Alcalá Zamora de la presidencia de la República. Al parecer colaboró con el general Mola en la elaboración del documento "El Directorio y su obra inicial" que definía el plan político de la sublevación.
Mapas que representan los planes militares diseñados por el general Mola para dar el Golpe de Estado que derribase el gobierno de la República . En el de arriba aparece el plan inicial que consistía en la sublevación de las Divisiones Orgánicas V (Zaragoza), VI (Burgos) y VII (Valladolid) que formarían una columna cada una para converger sobre Madrid por el Norte, mientras las otras Divisiones Orgánicas sublevadas controlarían sus respectivas demarcaciones ―a la III División Orgánica (Valencia) también se le encomendaba que enviara una columna hacia Madrid y otra hacia Cataluña―. En el mapa de abajo aparece el plan definitivo cuya principal novedad estribaba en que la sublevación comenzaría en el Protectorado Español de Marruecos para de esta forma establecer una nueva línea de ataque sobre la capital que operaría desde el sur, reforzando así las posibilidades de éxito de la sublevación pues obligaría al Gobierno a dividir sus fuerzas para atender a los dos frentes (norte y sur).
El general Andrés Saliquet , quien tras los cambios introducidos a última hora, se haría cargo de la sublevación de la VII División Orgánica , con sede en Valladolid, de donde saldría una de las tres columnas que habían de converger sobre Madrid por el norte.
José María Gil Robles en un mitin de la CEDA . Esta formación política con su líder al frente comenzó a cooperar con la conspiración a finales de mayo. A principios de julio Gil Robles entregó al general Mola medio millón de pesetas de los fondos electorales del partido y al mismo tiempo dio instrucciones a las organizaciones provinciales para que se pusieran al lado de los militares en cuanto estallase la rebelión alistándose en sus filas.
Pedro Sainz Rodríguez , uno de los dirigentes de Renovación Española . Fue el que realizó la compra de los 43 aviones de combate en la Italia fascista .
Ruta del Dragón Rapide , el avión que llevó al general Franco desde Canarias a Tetuán donde tomó el mando de las tropas sublevadas del Protectorado español de Marruecos . El avión había sido alquilado por los monárquicos en Inglaterra.
Avión Savoia-Marchetti S.M.81 de servicio en España. Los monárquicos compraron a la empresa italiana SIAI quince de estos aparatos, nueve de los cuales serían utilizados inmediatamente por el general Franco para trasladar las tropas del Ejército de África a la península salvando el bloqueo del estrecho de Gibraltar establecido por la Armada republicana.
Dos cazas CR 32 del grupo que operó desde las Islas Baleares. Los monárquicos compraron 21 aviones de este tipo. 12 llegaron a Melilla en la noche del 12 al 13 de agosto y los 9 restantes llegaron a Vigo el 27 de agosto (estos últimos para apoyar a las fuerzas del general Mola).
Bandera de Falange Española de las JONS . Falange Española de las JONS desarrolló una campaña de agitación violenta en la calle. Por esta razón fue ilegalizado y su líder José Antonio Primo de Rivera detenido y encarcelado.
Retrato de José Antonio Primo de Rivera con la característica camisa azul falangista . Desde el 16 de marzo estaba en la cárcel (primero en Madrid y luego en Alicante). Su partido no se comprometió definitivamente con la sublevación hasta el 29 de junio, después de que el general Mola le garantizara que después del golpe el poder no sería entregado de inmediato a los dirigentes de la derecha.
Requetés en un procesión fúnebre ya comenzada la guerra civil (San Sebastián, septiembre de 1936). La milicia carlista constituía la fuerza paramilitar mejor preparada de las que participaron en la sublevación, de ahí el interés del general Mola en contar con ella.
Manuel Fal Conde , líder de la Comunión Tradicionalista . Trató de condicionar la participación de los carlistas en la sublevación a la aceptación del programa tradicionalista, a lo que el general Mola se negó. Después de la intervención del general Sanjurjo , que aceptó que utilizaran la bandera bicolor monárquica, y tras la conmoción que provocó el asesinato de José Calvo Sotelo , la cúpula carlista decidió sumarse a última hora a la rebelión.
Santiago Casares Quiroga , presidente del gobierno del Frente Popular desde mayo de 1936. Fue acusado por dirigentes de la izquierda y por militares republicanos de no haber hecho caso de las advertencias que le hicieron llegar sobre la sublevación que se estaba preparando. Finalizada la guerra civil el líder socialista Francisco Largo Caballero llegó a acusarle de ser el responsable, junto con el presidente de la República Manuel Azaña , de la guerra civil por no haber abortado la sedición. Su actuación, como la de Azaña, sigue siendo objeto de un intenso debate historiográfico.
Manuel Azaña , presidente de la República desde mayo de 1936. Su actuación, junto con la del presidente del gobierno Santiago Casares Quiroga , ha sido objeto de un intenso debate historiográfico. Buena parte de los historiadores los han acusado como mínimo de pasividad ante la conspiración. Otros en cambio, los han defendido alegando que no actuaron con más contundencia porque no contaron con pruebas suficientes para poder llevar a juicio a los militares implicados.
General Miguel Cabanellas , el único general al mando de una División Orgánica (la V ) que se había comprometido con la sublevación.
El líder monárquico José Calvo Sotelo . Su asesinato en la madrugada del 13 de julio de 1936 causó una enorme conmoción, especialmente entre los sectores conservadores y entre los militares. Muchos de estos últimos que permanecían indecisos o indiferentes se sumaron a la sublevación tras conocer las circunstancias de su muerte. Los asesinos eran miembros de las fuerzas de seguridad y de las milicias socialistas y el gobierno del Frente Popular presidido por Santiago Casares Quiroga no actuó con la debida contundencia.
Diego Martínez Barrio , presidente de las Cortes y líder de Unión Republicana . Durante unas horas del sábado 18 de julio y de la madrugada del domingo 19 fue presidente del gobierno de facto en sustitución de Santiago Casares Quiroga . Durante ese tiempo se puso en contacto por teléfono con el general Mola para intentar convencerlo de que no se sublevara pero Mola le contestó que era demasiado tarde. Horas después dimitió cuando por las calles de Madrid discurrió un gran manifestación en contra del nuevo gobierno y pidiendo «¡Armas! ¡Armas!». Eran las siete de la mañana del domingo 19 de julio.
José Giral , nombrado por Azaña presidente del gobierno en la mañana del domingo 19 de julio tras la renuncia de Diego Martínez Barrio . Obligado por las circunstancias tomó la trascendental decisión de repartir armas a las organizaciones obreras, punto de partida de la revolución social que se desató en la zona que permaneció bajo el control de la República .
El general Miguel Cabanellas junto a Manuel Fal Conde inaugurando en Pamplona un busto del general Sanjurjo tras su muerte en un accidente de aviación cuando se dirigía a España desde el exilio en Portugal para encabezar la sublevación (1936). La desaparición del general Sanjurjo, según Julio Aróstegui , «dejó a la sublevación sin jefatura única e indiscutible y, aún más, todavía más lejos de una dirección política definida y con menos posibilidad de encontrarla». [ 775 ]
Monumento en honor del general Mola y sus cuatro acompañantes en el avión que se estrelló el 3 de junio de 1937 en Alcocero , provincia de Burgos. Con la muerte de Mola ya no quedó ningún general que pudiera haber cuestionado la jefatura del Generalísimo Franco . Según Roberto Muñoz Bolaños, la muerte del general Mola «significó el fin definitivo del proyecto político sobre el que se había sustentado la rebelión». [ 779 ]