[34] Isabel II tardó un año en decidirse y durante ese tiempo no cedió a las presiones que recibió.
[70] De hecho, como ha señalado Isabel Burdiel, «su intervención fue decisiva para lograr que los moderados aceptasen el liderazgo canovista».
A continuación se celebró un solemne Te Deum en la catedral y por la noche una función de gala en el Gran Teatro del Liceo.
[138][139] Sin embargo, Carlos Dardé ha puntualizado que «la Restauración, no obstante, estaba lejos de despertar grandes entusiasmos.
Su objetivo era hacer «política liberal, pero conservadora» y evitar ceder ante los «principios democráticos», pero no ser dominado por la «reacción», que ya estaba representada por los carlistas, todavía en guerra.
Si ha sido la fe religiosa la que ha puesto las armas en vuestras manos, en mí tenéis ya al rey católico como sus antepasados.
[154] Tanto Serrano como Sagasta se mostraron favorables a colaborar especialmente para «vencer al enemigo de la libertad», el carlismo.
[159][160][161] Para la oposición liberal, encabezada por Práxedes Mateo Sagasta, el gobierno conservador se había alargado demasiado, y lo denunció como «un autoritarismo rayano en la dictadura».
[163][205] Además los krausistas no encontraron ningún obstáculo para poner en marcha la Institución Libre de Enseñanza y desarrollar sus actividades.
[221] Al obispo de Salamanca Alfonso XII le dijo en una recepción pública: «Soy un rey católico pero, no obstante, haré todo lo que esté a mi alcance para que en mis dominios se pueda practicar cualquier religión con libertad; además es inútil discutir esta cuestión porque Europa ya ha decidido sobre ella».
Para ello atrajo al sector del Partido Constitucional encabezado por Manuel Alonso Martínez que formó un nuevo grupo político llamado Centro Parlamentario.
Una opinión que era compartida por otros políticos, como Manuel Alonso Martínez: «El cuerpo electoral falta por completo hoy en España.
[305][306] «El rey no se atiene, para designar gobierno, a la opinión del cuerpo electoral manifestada en unas mayorías parlamentarias.
La reacción del pretendiente carlista Carlos VII fue despojar a Cabrera de todos los honores y empleos que le había concedido.
[319][320] Según Carlos Seco Serrano, la «conversión» del viejo «caudillo» carlista se debió especialmente a la grata impresión que le causó el príncipe Alfonso cuando lo visitó en la Academia de Sandhurst.
La desaparición de la zona «centro» facilitó las operaciones en Cataluña, el segundo feudo carlista, cuyas fuerzas ocupaban dos terceras partes del territorio.
[347] «Ahora sí que podía hablarse de la abolición foral, aunque su legado continuará presente en el País Vasco», ha comentado Luis Castells.
Según el decreto las diputaciones recaudarían los impuestos y entregarían una parte de ellos ―el «cupo»― al Estado ―esta misma solución se había aplicado en Navarra un año antes, mediante un procedimiento diferente―.
[350] Según Luis Castells, el «concierto económico» implicó «que persistiera la especificidad administrativa de las provincias vascas, si bien asentada sobre otra base».
No se permitirán, sin embargo, otras ceremonias ni manifestaciones públicas que las de la religión del Estado»).
[377][378] Alfonso XII quedó conmocionado por la muerte de su esposa, con la que se había casado por amor hacía solo cinco meses y tres días.
El autor del intento de regicidio, Juan Oliva Moncusí, que declararía pertenecer a la AIT, fue detenido allí mismo.
[389][390][391][392] Los constitucionales de Sagasta protestaron porque no se les llamó a gobernar, pero, según Carlos Dardé, «parece claro que este partido era aún demasiado débil y, sobre todo, que algunos importantes elementos militares del mismo, como el general Serrano, duque de la Torre, todavía no habían aceptado plenamente la nueva monarquía y estaban implicados en proyectos republicanos».
Se produjo cuando estaban a punto de entrar en Palacio tras dar un paseo en un faetón conducido por el propio monarca.
[456] «La llamada al poder en febrero de 1881 abrió una nueva fase en la Restauración, rompiendo con los planteamientos restrictivos que habían dominado el quinquenio canovista», ha indicado Manuel Suárez Cortina.
[471] El republicano posibilista Emilio Castelar valoró muy positivamente al nuevo gobierno en una carta pública dirigida a un periodista francés:[476][473][471]
[359] Por su parte los carlistas y los integristas de El Siglo Futuro se mostraron indignados: «¡Ahí tienen ustedes en lo que ha venido a parar la Unión Católica!
Pero sólo seis días después se presentó en Yap un cañonero alemán con fuerzas de desembarco que izaron allí la bandera del imperio.
Nadie puede adivinar lo que acontecerá», le escribió Marcelino Menéndez Pelayo a Juan Valera, entonces embajador español en Estados Unidos.
Todas terminaron con la detención de los civiles y los militares implicados que en su mayoría fueron deportados a islas africanas o al extranjero.