En 1607, Claudio Monteverdi compuso La favola d'Orfeo, donde añadió una introducción musical que denominó «sinfonía», y dividió las partes cantadas en «arias», dando estructura a la ópera moderna.
Esta idea les impactó, ya que en su día no existía nada igual, en una época donde casi toda la música cantada era coral (polifonía) y, en casos de voces individuales, se daban solamente en el ámbito religioso.
[29] Otro introductor del estilo monódico en Roma fue Paolo Quagliati, que adaptó antiguos madrigales suyos en forma de ópera: Il carro di fedeltà d'amore (1606), La sfera armoniosa (1623).
Pese a ello, no toda la música barroca entra en la exageración: Bach es un autor de armónico equilibrio, Vivaldi crea melodías sencillas y radiantes.
La obra no gustó mucho, ya que era en italiano y con castrati, un fenómeno extraño para el público francés, más aficionado a los ballets de cour.
[13] Sin embargo, al año siguiente, Perrin fue encarcelado por deudas y el privilegio real pasó a Jean-Baptiste Lully, un compositor de origen florentino (su verdadero nombre era Giovanni Battista Lulli).
[106] La ópera seria quería despojar los dramas líricos de las extravagancias y los argumentos enrevesados utilizados hasta entonces, con un estilo más sobrio inspirado en el antiguo teatro griego.
[114] Zeno y Metastasio introdujeron la llamada «doctrina de los afectos», por la que cada emoción (amor, odio, tristeza, esperanza, desesperación) se expresaba mediante una determinada forma musical (aria, coral, movimiento instrumental).
[124] Perez, de origen español, compuso algunas óperas bufas (La nemica amante, 1735), pero principalmente serias: Siroe (1740), Astarto (1743), Merope (1744), La clemenza di Tito (1749), Demofoonte (1752), Olimpiade (1754), Solimano (1757).
Por otro lado, esta fue la época dorada de los castrati, entre los que destacaron Giovanni Carestini, Carlo Broschi "Farinelli", Nicolò Grimaldi "Nicolini", Francesco Bernardi "Senesino" y Antonio Bernacchi.
[164] Entre sus obras destacan: Rinaldo (1711), Amadigi di Gaula (1715), Giulio Cesare in Egitto (1724), Tamerlano (1724), Rodelinda (1725), Admeto (1727), Tolomeo (1728), Orlando (1732), Ariodante (1735), Alcina (1735), Serse (1738) e Imeneo (1740).
[185] En Austria, Florian Leopold Gassmann, de origen checo, compuso varias óperas —preferentemente bufas— para la emperatriz María Teresa: L'amore artigiano (1767), La notte critica (1768), La contessina (1770), Il filosofo innamorato (1771), Le pescatrici (1771).
[190] Otros exponentes fueron: Karl von Ordonez (Diesmal hat der Mann den Willen [Esta vez la decisión es del hombre], 1778),[191] Johann André (Erwin und Elmire, 1775),[192] Christian Gottlob Neefe (Adelheit von Veltheim, 1780), Carl Ditters von Dittersdorf (Doktor und Apotheker [Médico y farmacéutico], 1786),[193] Anton Eberl (Die Marchande des Modes, 1787),[192] Paul Wranitzky (Oberon, König der Elfen [Oberon, rey de los elfos], 1789),[194] Johann Friedrich Reichardt (Erwin und Elmire, 1790),[195] Johann Baptist Schenk (Der Dorfbarbier [El barbero de pueblo], 1796)[192] y Wenzel Müller (Die Teufelmühle [El molino del diablo], 1799).
[211] Entre ellas destacan: Acide e Galatea (1763), La canterina (1766), Lo speziale (1768), Le pescatrici (1770), L'infedeltà delusa (1773), L'incontro improvviso (1775), Il mondo della luna (1777), La vera costanza (1779), L'isola disabitata (1779), La fedeltà premiata (1781), Orlando paladino (1782), Armida (1784) y L'anima del filosofo (1791).
[215] En los dos años siguientes compuso dos serenatas, unas operetas para ser representadas en un salón: Ascanio in Alba (1771) e Il sogno di Scipione (1772), esta última con libreto de Metastasio.
[229] En el ámbito germánico cabe hacer mención igualmente a: Franz Seraph von Destouches (Die Thomasnacht [La noche de Tomás], 1792; Das Mißverständnis [El malentendido], 1805),[145] Anton Reicha (Argene, regina di Granata, 1806; Natalie, 1816),[195] Joseph Weigl (La principessa d'Amalfi, 1794; Die Schweizerfamilie [La familia suiza], 1809)[230] y Peter von Winter (Das unterbochene Opferfest [La fiesta de ofrenda interrumpida], 1796; Der Sturm [La tempestad], 1798; Maometto, 1817).
En 1776 fue invitado a San Petersburgo, donde compuso Lucinda ed Armidoro (1777), Nitteti (1777) e Il barbiere di Siviglia (1782), sobre la obra de Beaumarchais, que también versionaría más adelante Rossini.
En 1792 se instaló en Nápoles, donde realizó óperas serias y bufas: Cinna (1793), La confusione nata della somiglianza (1793), La vedova raggiratrice (1794), Lo spazzacamino principe (1794), Le donne cambiate (1797), Fernando nel Messico (1797).
Sus primeras obras fueron del género de la grand-opéra (Sapho, 1851; La nonne sanglante, 1854), pero no tuvieron mucho éxito, por lo que se pasó a la opéra-comique.
En sus obras están presentes los adornos musicales del bel canto, pero compuso escenas dramáticas vibrantes, donde la música potencia el efecto de la voz.
Sin embargo, paulatinamente fue evolucionando hacia las formas del drama musical, restando protagonismo al aria —de la que no llegó a desprenderse, como hizo Wagner— y potenciando la melodía.
[352] Su siguiente obra fue Les vêpres siciliennes (Las vísperas sicilianas, 1855), estrenada en París, basada en un libreto de una ópera que Donizetti dejó inacabada al morir (Le duc d'Albe).
Por otro lado, en Rusia surgió la opéra dialogué, un género de canto recitativo elevado ocasionalmente hasta el arioso, pero renunciando al aria, los coros y los ensembles.
Otros exponentes fueron: Ole Olsen (Stig Hvide, 1876; Lajla, 1893; Stallo, 1902), Catharinus Elling (Kosakkerne [Los cosacos], 1897), Johannes Haarklou (Marisagnet [La leyenda de María], 1910) y Christian Sinding (Der heilige Berg [La montaña sagrada], 1914).
[559] Entre sus compositores cabe citar a: Tomás Giribaldi (La Parisina, 1878), Alfonso Broqua (Tabaré, 1888), León Ribeiro (Colón, 1892; Liropeya, 1912), Manuel M. Ponce (El patio florido, 1913) y Carlos Pedrell (Ardid de amor, 1917; La guitarra, 1924).
[553] El verismo italiano —también conocido como Giovane Scuola (Joven Escuela)— buscaba reflejar la realidad, con argumentos más populares, en ambientes rurales y proletarios, donde los protagonistas eran personajes corrientes.
Este movimiento surgió de la literatura naturalista iniciada en Francia por Émile Zola, que tuvo como exponentes en Italia a Giovanni Verga y Luigi Capuana.
[600] En Italia, Luigi Mancinelli mostró un estilo claramente wagneriano, aunque con un componente más cosmopolita, no tan germanizado como el de otros seguidores del compositor alemán.
[402] Ferruccio Busoni, afincado en Alemania, evolucionó de un posromanticismo influido por Schumann, Brahms y Mendelssohn a un «clasicismo joven» —según sus palabras— que asumía paulatinamente las novedades contemporáneas.
[553] En la Unión Soviética (Rusia desde 1991), la música gozó del proteccionismo estatal, aunque bajo las directrices estilísticas y argumentales impuestas por el régimen, ligadas en general a un cierto nacionalismo posromántico.